Fumonisinas (FUM) son producidas por el metabolismo secundario de varios hongos toxigénicos de los géneros Fusarium y Alternaria, principalmente F. verticillioides. Cerca de dos decenas de FUM son conocidas, siendo B1 y B2 las más tóxicas.
Ocurren especialmente en el maíz, en concentraciones que inducen intoxicaciones subclínicas en especies diferentes. Los equinos son altamente sensibles, manifestando signos clínicos que incluyen daños en el sistema nervioso, caracterizando la Leucoencefalomalacia Equina. Los cerdos también son sensibles, pudiendo presentar edema pulmonar, disnea y cianosis. Las intoxicaciones crónicas son más frecuentes y disminuyen la productividad.
Las aves son más resistentes a los efectos de las FUM. Cuando son desafiadas por dosis moderadas y constantes de esas micotoxinas en la dieta, pueden presentar efectos negativos en el desempeño y aumento en el tamaño de órganos internos.
Signos clínicos causados por FUM y sensibilidad por especie: