Clínica y económicamente, las aflatoxinas (AFLA) son las micotoxinas de mayor importancia. Los principales hongos productores son Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus. Varios compuestos se describen como AFLA, pero sólo AFLA B1 (mayor prevalencia), B2, G1 y G2 son comprobadamente contaminantes naturales de productos agrícolas y raciones.
La presencia/magnitud de la contaminación con AFLA varía de acuerdo con factores geográficos/estacionales y condiciones de cultivo, cosecha, transporte y almacenamiento, entre otras. Los cultivos producidos en regiones tropicales/subtropicales son más propensos a la contaminación, pues la alta humedad proporciona condiciones ideales para la producción de toxinas. Los hongos toxigénicos pueden desarrollarse en una variedad de sustratos (p. ej., cereales y semillas).
Los signos clínicos y la gravedad de la aflatoxicosis varían con la edad de los animales (p. ej., más jóvenes son más sensibles). Además, el tipo y la concentración de AFLA, la composición de la dieta, el tiempo de exposición y el estado nutricional del animal también ejercen una influencia decisiva.
La aflatoxicosis puede ser aguda o crónica, ambas dependientes de la dosis/duración de la exposición. La intoxicación aguda es reconocida por lesiones hepáticas, caracterizadas clínicamente por depresión, anorexia, ictericia y hemorragias. Los casos graves de aflatoxicosis aguda determinan los signos clínicos en aproximadamente 6 horas y rápidamente llegan a la muerte.
Los cerdos y las aves son bastante susceptibles a los efectos de las AFLA. En los cerdos puede haber comprometimiento del sistema inmunológico, pero en muchos casos la intoxicación causa apenas caída en el rendimiento. En aves los efectos son bastante acentuados debido a la rápida absorción de esas micotoxinas por el tracto gastrointestinal. Se observan cambios en el tamaño de los órganos internos (p. ej., hígado y bazo), disminución en la ganancia de peso y pérdidas en la productividad.
Signos clínicos causados por AFLA y sensibilidad por especie: